miércoles, 21 de junio de 2017

Desmonte en Argentina




La Secretaría de Ambiente de la Nación reveló en un informe la pérdida de más de un millón de hectáreas en los casi cuatro años de su estudio, comprendidos desde la sanción de la Ley 26.331 de Protección de Bosques Nativos a finales de 2007, los respectivos Ordenamientos Territoriales de Bosques Nativos (OTBN) de cada provincia y el año 2011.
Pese la legislación pertinente al cuidado y preservación de los Bosques Nativos en territorio argentino y a las múltiples denuncias realizadas por organizaciones campesinas, pueblos originarios, organizaciones no gubernamentales como así también ambientalistas, el informe “Monitoreo de la Superficie de Bosque Nativo de la República Argentina” con fecha de Junio de 2012 , elaborado por la Dirección de Bosques de la Nación, advierte el crecimiento gradual de los desmontes ilegales en el territorio nacional, con preponderancia en el Parque Chaqueño y la Selva Tucumano Boliviana.

De acuerdo a lo expuesto en el documento, las provincias donde más se avanzó con la deforestación son lideradas por Santiago del Estero con 453.551 hectáreas desmontadas, Salta con 236.246, Formosa con 129 mil y Chaco con 110 mil. En menor medida, pero importante con respecto al porcentaje desmontado, en San Luis se desmontaron 37 mil hectáreas, en Misiones 21 mil y en Tucumán 18 mil.
Los desmontes en zonas de categoría “Roja”, las cuales requieren máxima protección, ya que corresponden a lugares con mayor cantidad de formaciones vegetales nativas y con función ecosistémica en su entorno, son liderados por las provincia de Salta y Santiago del Estero. En el período de casi 4 años que contempla el informe, en Salta se desmontaron 8080 hectáreas y 6719 hectáreas en territorio santiagueño. Los sigue Formosa con 898 hectáreas, San Luis con 298 y Jujuy con 201.
Las zonas de categoría “amarilla”, aquellas susceptibles de un aprovechamiento sostenible y sustentable, son las que más han sufrido: con un total casi de 260 mil hectáreas desmontadas, Santiago del Estero figura con 195.001 hectáreas arrasadas, Salta con 31.749 y Chaco con 21.749, entre los tres primeros y que concentran casi la totalidad de las hectáreas pérdidas.
Este último dato avala un flaco cuidado hacia la flora nativa si tenemos en cuenta que en contraposición las tierras aptas para desmonte de la categoría “Verde” (siempre y cuando se presenten los permisos y acuerdos correspondientes), éstas presentan cerca de 75 mil hectáreas menos desmontadas.

De las provincias más afectadas por los desmontes en el período analizado, Salta y Santiago del Estero exponen las fallas y violaciones a las prohibiciones que estipulaban el cese de los desmontes luego de la sanción de la Ley de Bosques, hasta que cada provincia conformara su Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos (OTBN):
- En Santiago del Estero se desmontaron 169 mil hectáreas del Parque Chaqueño entre 2007 y la conformación del OTBN en 2009.
- En Salta se desmontaron 109 mil hectáreas de Parque Chaqueño y 5 mil de la Selva Tucumano Boliviana hasta la conformación del OTBN a finales de 2008.
Del informe, se deduce que la superficie forestal que más se ha visto atacada ha sido la santiagueña llegando al 2,3% de terreno desmontado, seguido por Salta con 1,3% de terreno deforestado, Córdoba con el 1,15%, Formosa con el 1,04% y el caso particular de San Luis, que muestra un porcentaje de 1,5% de tierras desmontadas, pero con una superficie de bosques mucho menor que el resto.

Consecuencias del desmonte

Degradación del suelo


Investigadores advierten que, a causa del impacto de la expansión agrícola, en sólo tres décadas, el ascenso de las napas en el este de Salta podría causar anegamientos, salinizar los suelos y volverlos improductivos. El problema ya se instaló en San Luis. El equipo de científicos busca alternativas para el manejo del suelo que, sin frenar las tendencias productivas actuales, neutralicen los efectos de la salinización.
Los cambios generados en el uso del suelo por la expansión de la frontera agrícola aceleran procesos que en la naturaleza demoraron miles de años en manifestarse, y que amenazan seriamente su productividad. Dos estudios de la Facultad de Agronomía advierten sobre las consecuencias del desmonte en Cuyo y en el NOA, vinculadas con el ascenso de las napas freáticas y la salinización de los suelos, que en sólo 30 años podría llevar a que parte del noroeste argentino, donde hoy se producen alimentos, se inunde con agua salada.
Los estudios, que incluyen a la Universidad Nacional de San Luis, se concentran en planicies semiáridas de las regiones Espinal y Chaco, en las provincias de San Luis, donde apareció un nuevo río de la noche a la mañana, con cauces de 10 metros de ancho y 5 de profundidad, y del este de Salta, donde el desmonte y la siembra de cultivos (principalmente la de soja) crecieron de manera exponencial en los últimos años.

“El reemplazo de la vegetación semiárida por agricultura de secano genera mayor humedad en el suelo, lavado de sales de los perfiles y un posible ascenso de los niveles freáticos”, señaló la especialista Celina Santoni.

Según Jobbágy, otro de los investigadores, el Nuevo Río (como se lo denominó en la provincia cuyana) es una señal temprana de los grandes cambios provocados en el uso de la tierra: “Los sedimentos pasaron allí 9 mil años sin sufrir incisiones ni procesos parecidos. Pero, desde los setenta, los niveles freáticos subieron hasta 10 metros y, literalmente, de la noche a la mañana, el ascenso de las napas generó una ruptura por donde corre el agua en forma permanente, aun en la estación seca”. ¿Qué cambió en estos años para generar tal impacto? “Lo que resulta único del presente es el disturbio agrícola: 90% de la cuenca está desmontada”, aseguró el investigador.

Los bosques secos, en estas condiciones de clima, suelen alojar naturalmente una enorme cantidad de sales en el suelo a más de dos metros de profundidad. Esto es el resultado del consumo exhaustivo de agua que hace la vegetación natural y que lleva a que se acumulen sales en profundidad por siglos o milenios y que las napas freáticas se mantengan profundas. “La agricultura cambia esta condición, porque genera fugas de agua en profundidad. Con el tiempo, esto lava las sales, las transporta a la napa, eleva su nivel y, enmuchos casos, causa salinidad en superficie cuando las napas entran en contacto con la atmósfera”, explicó Jobbágy.

En Australia existe un antecedente, denominado dryland salinity, que provocó el ascenso de los niveles freáticos, con aguas totalmente salinizadas, producto del lavado de las sales acumuladas naturalmente en los suelos en profundidad. El resultado final son grandes hectáreas de suelos inundados con aguas salinas o suelos totalmente salinizados e improductivos. Esto ocurrió después de más de 100 años de uso agrícola de las tierras, que originalmente tenían bosques de eucaliptos.


Salinización del suelo

“Asociamos esa situación con lo ocurrido en San Luis, en la cuenca del Nuevo Río (una de las más antiguas deforestadas en el país, con 70 años de historia agrícola), donde se perdieron muchas hectáreas de tierras y la salinización de napas superficiales es un problema incipiente”, apuntó Celina Santoni. Sin embargo, el ascenso de niveles freáticos no causó anegamientos y salinización como en Australia, sino la ruptura del terreno por un proceso particular: “Se trata de una cuenca con pendientes más altas que las típicas de nuestras llanuras y con sedimentos eólicos muy nuevos y, creemos, susceptibles a la ruptura por napas que fluyen a mayor velocidad”, dijo Jobbágy.

En el NOA, las investigaciones arrojaron coincidencias con San Luis, Australia y otras planicies semiáridas de Estados Unidos, según Laura Amdan, quien estudió las consecuencias del desmonte sobre la recarga de agua subterránea y la salinización de suelos en Salta. Su trabajo se presentó junto a otras tesis coordinadas de la licenciatura en Ciencias Ambientales de la Facultad de Agronomía ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, para evaluar el impacto ambiental acumulativo del desmonte en cuatro departamentos del este salteño (San Martín, Orán, Rivadavia y Santa Victoria), que en las últimas tres décadas tuvieron el mayor crecimiento agrícola del país, en detrimento de los bosques.


“El desmonte cambió radicalmente el sistema radicular”, dijo Amdan, y explicó que las raíces de la soja (el cultivo extensivo más difundido en el este de Salta) no logran absorber la lluvia como lo hacían los árboles. Esto hace que el agua atraviese todo el perfil del suelo y transporte las sales acumuladas por milenios hasta las napas. Si el monocultivo de soja persiste, con el tiempo las napas comienzan a ascender con las sales, hasta llegar a la superficie. Y esto podría suceder, según las conclusiones de Amdan, en un período de entre 30 y 100 años, según la edad del desmonte, la cobertura y el manejo agronómico. En el caso de las pasturas, que se siembran como alimento para el ganado, el proceso podría demorar hasta 250 años. 


El principal problema de la degradación del suelo es la forma de utilización del cultivo como monocultivo y el manejo del suelo sin respetar su aptitud agrícola. El cultivo de soja tiene las características de ser un cultivo extractivo de nutrientes del suelo que exige una práctica de rotación determinada según la zona y a su vez, en ciertos suelos no es aconsejable a pesar de sus buenos resultados económicos a corto plazo.
El cultivo de la soja avanzó sobre montes nativos, como el Bosque Chaqueño que se despliega en las provincias de Chaco, Formosa, Santiago del Estero, el noroeste de Santa Fe y noreste de Salta arriesgando la estabilidad de los ecosistemas. Favorecido por un ciclo húmedo, avances en biotecnología, métodos de labranza y la expectativa de buenos precios a partir de la devaluación, 5 el avance vertiginoso de la agricultura sobre los bosques es uno de los problemas mas graves en cuanto a la degradación del suelo. 
En este contexto y agravado por fuertes intereses locales, políticos y económicos, la permanencia de la producción agrosilvopastoril tradicional (práctica conservacionista del recurso), entre otras, se ve seriamente comprometida. 

Argentina está enfrentando en las últimas décadas uno de los procesos de deforestación más fuerte de su historia. Con el agravante que en la actualidad el reemplazo de los bosques por la agricultura se realiza principalmente por el monocultivo de soja, este tipo de práctica agrícola deteriora el sitio de tal manera que se puede asumir que la conversión es de tipo permanente y si las tierras fueran abandonadas no se podría recuperar la vegetación natural original deteniéndose la sucesión en etapas tempranas como arbustal.


             Argentina Investiga (http://argentinainvestiga.edu.ar/noticia.php?titulo=las_consecuencias_del_desmonte&id=1713)
             "El avance de la frontera agropecuaria y sus consecuencias" Secretaria de                       Ambiente y Desarrollo Sustentable

lunes, 5 de junio de 2017

Parques Nacionales toma posesión de El Impenetrable

Ahora sí, bienvenido Parque Nacional El Impenetrable

El día 31 de marzo, finalmente el juzgado Civil, Comercial y Laboral de la localidad de Juan José Castelli ordenó la efectiva toma de posesión del PN El Impenetrable a la provincia del Chaco.De esta manera, la Administración de Parques Nacionales de Argentina podrá comenzar a instalar los centros operativos y a proteger de manera efectiva esas 130.000 valiosísimas hectárea de monte chaqueños en excelente estado en los que viven yagueretés, osos hormigueros, águilas coronadas y tatús carreta.
El Parque Nacional El Impenetrable será además, a través del ecoturismo, una fuente de desarrollo económico para una de las regiones más postergadas del país.

El traspaso permitirá instalar de manera permanente un centro operativo para garantizar la conservación de la biodiversidad en el área protegida nacional más grande del norte argentino.


Se creó a partir de la Ley 26.996, sancionada el 22 de octubre de 2014 y promulgada el 31 del mismo mes,
pero por distintos artilugios legales y la inacción de los poderes públicos se puso en peligro la conservación de la biodiversidad y desde entonces el Gobierno de Chaco no podía tomar posesión del lugar, ya que se trata de tierras de la Estancia La Fidelidad, propiedad que se encontraba en sucesión tras el asesinato en enero de 2011 de quien fuera su dueño, el italiano Manuel Roseo.

La buena noticia es que se trata de un paso más para garantizar la conservación de la biodiversidad en el Parque Nacional más grande del Norte argentino. La jueza Gladis Beatriz Regosky otorgó la posesión del inmueble expropiado por la ley N° 2.968, al fiscal de Estado Luis Alberto Meza y el secretario General de la Fiscalía Fernando Ford, en representación del gobierno provincial.
Ubicado en el norte de la provincia del Chaco, es el hábitat natural de especies emblemáticas de la zona como son el oso hormiguero, tapir, pecarí, tatú carreta y yaguareté, además de una enorme variedad de aves. 



Fuente: https://www.parquesnacionales.gob.ar/          
              http://www.avesargentinas.org.ar/

Represas en Santa Cruz y su impacto ambiental

Fuente: La Nación. Foto: Gentileza Darío Podestá El viernes 13 de octubre del corriente año el ministro de Energía, Juan José Aran...